“Narra Liam”
Decidí ir de inmediato a casa de Isabelle para arreglarlo todo y que mi hermana pasase una noche tranquila sin preocupaciones por las posibles repercusiones que tendría en ella haberme hablado de ese modo y desobedecido.
Al aparcar el coche pude ver una sombra que desapareció rápidamente de una de las ventanas del segundo piso. Supuse que sería Vanessa.
“Narra Vanessa”
No me lo puedo creer, primero me promete que me dejará asistir con la condición de volver mañana a casa, y ahora viene a buscarme. No sé ni para qué le habré dicho que estoy aquí, he sido imbécil.
Escandalizada bajé las escaleras a grandes zancadas y le abrí la puerta en el justo momento en que su dedo iba a posarse sobre el timbre.
V-Me prometiste que me dejarías quedarme, no voy a irme.
Iba a volver a cerrarle la puerta pero puso un pie y no pude.
Li-No vengo a por ti-bajó la cabeza.-Vengo a disculparme con Isabelle de todo lo que le hecho desde que me cabreé con ella sin razón aparente y terminar con nuestras rencillas.
V-Ahora no puede, se está poniendo el vestido.
Li-Dile que he venido y que me llame, dale tu mi número.
V-Lo haré…
Al cerrar me quedé un rato allí quieta antes de oír marcharse el coche. Era imposible, pensaba mientras subía las escaleras hasta la habitación donde estaba mi amiga con sus damas de honor, que mi hermano se estuviese disculpando. Aunque parecía que siempre quería lo mejor para todos y aparentara ser un buenazo, no le gustaba dar su brazo a torcer y menos después de tantos años de riña. Ya debían haberle hablado bien y comido bien el coco o tener una buena razón para hacerlo.
Decidí ir de inmediato a casa de Isabelle para arreglarlo todo y que mi hermana pasase una noche tranquila sin preocupaciones por las posibles repercusiones que tendría en ella haberme hablado de ese modo y desobedecido.
Al aparcar el coche pude ver una sombra que desapareció rápidamente de una de las ventanas del segundo piso. Supuse que sería Vanessa.
“Narra Vanessa”
No me lo puedo creer, primero me promete que me dejará asistir con la condición de volver mañana a casa, y ahora viene a buscarme. No sé ni para qué le habré dicho que estoy aquí, he sido imbécil.
Escandalizada bajé las escaleras a grandes zancadas y le abrí la puerta en el justo momento en que su dedo iba a posarse sobre el timbre.
V-Me prometiste que me dejarías quedarme, no voy a irme.
Iba a volver a cerrarle la puerta pero puso un pie y no pude.
Li-No vengo a por ti-bajó la cabeza.-Vengo a disculparme con Isabelle de todo lo que le hecho desde que me cabreé con ella sin razón aparente y terminar con nuestras rencillas.
V-Ahora no puede, se está poniendo el vestido.
Li-Dile que he venido y que me llame, dale tu mi número.
V-Lo haré…
Al cerrar me quedé un rato allí quieta antes de oír marcharse el coche. Era imposible, pensaba mientras subía las escaleras hasta la habitación donde estaba mi amiga con sus damas de honor, que mi hermano se estuviese disculpando. Aunque parecía que siempre quería lo mejor para todos y aparentara ser un buenazo, no le gustaba dar su brazo a torcer y menos después de tantos años de riña. Ya debían haberle hablado bien y comido bien el coco o tener una buena razón para hacerlo.
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